La civilización del espectáculo


¡¡¡¡Niñossss!!!!! ¿Cómo va?, tanto tiempo. Soy un cretina, lo reconozco. Pero, pese a que no haiga (bien tucumanasa) justificación: NO TENGO TIEMPO. Estoy a full con mi viaje, parto la semana que viene. Sin embargo, me acuerdo de uds. y les dejo esta nota, de Mario Vargas Llosa, que me pareció buenisima y que me la mando una personita a quien quiero mucho (jijijiji).

En algún momento, en la segunda mitad del siglo XX, el periodismo de las sociedades abiertas de Occidente empezó a relegar discretamente a un segundo plano las que habían sido sus funciones principales -informar, opinar y criticar- para privilegiar otra que hasta entonces había sido secundaria: divertir. Nadie lo planeó y ningún órgano de prensa imaginó que esta sutil alteración de las prioridades del periodismo entrañaría cambios tan profundos en todo el ámbito cultural y ético. Lo que ocurría en el mundo de la información era reflejo de un proceso que abarcaba casi todos los aspectos de la vida social. La civilización del espectáculo había nacido y estaba allí para quedarse y revolucionar hasta la médula instituciones y costumbres de las sociedades lires.
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