Una sociedad, jóvenes, frustración y violencia


Ayer, leía "La Gaceta" y me sorprendí al observar que en la mayoría de los crímenes estaba involucrados adolescentes. El caso Carla, una jovencita de 16 años que, al parecer, fue asesinada por amigas de la misma edad es un claro ejemplo de una juventud que no tiene otras armas para expresarse, que la violencia. Inmediatamente, recordé una nota que hice en abril de 2006. Es un poco vieja, pero la temática parece más actual que nunca.


El muchacho estaba subiendo al auto. Había salido a bailar con su novia al boliche Bulldog. El local era pequeño. Pese a que era invierno, hacía calor en la pista. Horas antes, un chico había intentado sacar a bailar a su compañera, sin percatarse de su presencia.
Otro joven se acerco a la puerta del automóvil; lo increpó y él bajó del vehículo. En ese momento un dolor, que le empezó en la cabeza, le invadió todo el cuerpo. Bastaron unos segundos para causarle un daño irreversible: Álvaro Pérez Acosta había sido patoteado por los hermanos Fabián y Cristian Jenssen.
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