¿Qué parte del "no", no entendés?


Durante siglos el “no” de las mujeres sonó como un “ni” (un híbrido, producto de una mezcla entre el “si” y el “no”). Quizás, porque una señorita o una dama no tenía que parecer antipática o mal educada ante un caballero.
Así, ante este mensaje confuso, algunos señores sentían que podían tomarse atribuciones que no les correspondía. A su vez, la sociedad era cómplice, porque “De esas cosa no se hablaban” o “Algo haría esa chica, para recibir determinado trato”. Y con estas frases, que representan la visión de una comunidad, hubo señoras violadas, porque sus maridos no entendían el “no” como repuesta (mantener relaciones sexuales era deber de las esposas) y otras acosadas porque no podían explicar, de forma elegante, a quienes las perseguían que no querían tener nada con ellos.

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