El frío está haciendo estragos en mi persona


Mujer de manos frías o muchacha de manos frías esta semana, más que nunca. El invierno polar que nació el lunes parece un clima extranjero. Siempre dije que me gustaba el invierno, que lo prefería al verano, pero ahora que me doy cuenta, que quizás no tuve el gusto de conocerlo. Seamos sinceros, esa estación del año, en Tucumán, nunca existió, ya que era sólo una brisita, más fresquita, que duraba un suspiro. Por ejemplo, el año pasado mis tapados fueron sólo utilizados como alimento balanceado para polillas. No los usé ni una vez. Pero, esta semana, no me alcanzan los abrigos para entrar en calor. No se si hace mucho frío o yo estoy vieja, bah creo que son las dos cosas, pero el sistema homeostático no me anda regulando. Además, tengo un problema, mi casa en verano es muy caliente y en invierno muy fría. Posta, es ley de Murphy.
La gente en el ómnibus va tiritando y en cada parada se repite la escena: mujeres con tapados, hombres, con camperones, que tosen, chicas, que se frotan las manos dentro de los bolsillos y chicos, que dan pequeños saltos en el lugar, con las narices rojas y el aliento escarchado.
Las siestas son ideales para quedarse en camucha, pero hay que trabajar. Las comidas calentitas y los chocolates despliegan sus encantos. Nos dejamos seducir, ya que, con el polerón, imposible que se note que los botones del pantalón se convirtieron en potenciales proyectiles.
Lo que me haría feliz es poder ir a Tafí del Valle, o a donde haya nieve, pero... hay que trabajar. Seguro que el fin de semana, después que uno se chupó el temporal, aburrida, con kilos de más y sola ("Con frío en el alma", como escuché decir a una conocida mía, Coty) querrá ir a los valles, pero, seguramente, un sol radiante habrá matado el encanto.