¿Cambia, todo cambia?


Año 2007. Hace 191 años empezamos a construir la Argentina. Arnold Toynbee era quien aseguraba que la historia era cíclica. Parece, que en el país esa hipótesis se aplica.
Mi madre siempre dice que, desde se acuerda, el país está en crisis. Quizás, por eso, es una pesimista absoluta. Mi padre, en cambio, pertenece a otra época y sus jóvenes 76 años, todavía tiene esperanza de cambiar la país.
Luego, estoy yo, que si bien no me considero negativa, siento que no tengo tiempo para esperar que el país cambie. Mientras, me enfrento cara a cara, todos los días, con la escasez de empleo, el trabajo en negro, una estabilidad, que no me deja pensar en mañana, y con tomates, papas y duraznos que están incomprables.
Las noticias falsas como “Vamos ganando la guerra” (1981) o “La inflación es cada vez menor” (2007) siguen a la orden del día. A veces, creo que a los argentinos nos gusta que nos mientan, porque ver la realidad nos deprimiría demasiado. No por nada durante 10 años vivimos en "La Matrix". El menemismo nos hizo creer que todo era posible, que si veraneábamos todos los años en Miami éramos como europeos y que si nuestra moneda tenía el mismo valor de dólar éramos casi estadounidenses, lo que quedaba demostrado en la falta de necesidad de sacar la visa para ingresar a ese país.
Una vez, escuché a Enrique Pinti decir. “Fuimos unos pelotudos. La moneda de un país es un reflejo de esa Nación ¿Cómo pudimos pensar, alguna vez, que estábamos a la altura de EE.UU?”. En ese momento, me pareció una conclusión obvia, pero nunca la había escuchado antes. Tan simple, tan cierta.
El bienestar económico de esa época ere endeble, ya que no tenía cimientos profundos. La Argentina creció en números. Sin embrago, no se desattolló. Los número fueron a parar a los bolsillos de algunos. Y la historia se repitió: presidentes incapaces, revueltas, Estado de Sitio, tiros, muertes, huidas, corrales y crisis económica.
Para colmo, todo el mundo está paranoico, porque según se rumorea, cuando asuma la presidencia, lo que es un secreto sabido a voces, “todo se va ir al carajo”.
A su vez, la futura presidenta tiene tan asegurado su nuevo rol que sigue el mismo criterio de su marido, el presidente Néstor Kirchner, de no hablar con la prensa. Incluso, ni siquiera va a haber un debate pre electoral.
Hace unas semanas, hice zapping y vi a Mariano Grondona, con López Murphy, discutir sobre la importancia de los debates, durante la campaña. Ambos daban sus argumentos y yo no podía dejar de pensar “¿Qué?”. No había nada que discutir. Tiene que haber debates entre los candidatos, ¡¡¡Cuándo se ha visto que exponer y contraponer idea sea malo!!! En una democracia, es básico tener ese tipo de ejercicio, para la salud del sistema.
Hace dos meses, como ya conté en el blog, estuve en EE.UU. Durante mi visita pude ver el debate de los candidatos demócratas, organizado por la CNN.
La cadena de noticias más importante del país (ya que es una marca instalada, como la Savora que es el sinónimo de mostaza aquí. Nadie dice “lo vi en la tele” o en las noticias es “lo acabo de ver en CNN) se asoció a monstruo del “self brodacasting” You Tube. Así los los candidatos del partidos demócrata (Joe Biden, Christopher Dodd, John Edwards, Mike Gravel, Dennis Kucinich, Bill Richardson, Barack Obama y Hillary Clinton. ) se pusieron a disposición del soberano y tuvieron que contestar todas las pregunta que llegaban por video, vía Internet ¿Más democrático que eso, en un país donde no es obligatorio votar? Pusieron a disposición todos los medios tecnológicos que existe para realizar un debate lo más participativo posible. El programa fue increíble, duro casi dos horas.
No hubo peleas, ni fricciones. Los expositores demostraron una inteligencia y un educación exóticas para un argentina, que como yo, está acostumbrada a que algunos de sus gobernantes no hayan terminado ni la primaria y que hayan habido presidentes que lo leyeron a Sócrates ¿? Aclaración no me importaría, que si es capaz y correcto, nuestro próximo presidente sea analfabeto. Pero si tenemos que ser sinceros, un presidente, además de todas esas virtudes, tiene que ser culto y educado. Es la cara del país.
El debate de la CNN fue lección de instrucción cívica y una muestra de lo que se debe esperar de un candidato a la presidencia de una Nación.
EE.UU. con todos sus errores, que no son menores, e imperfecciones hace un ejercicio, de puertas para adentro, de un sistema que para mí es el más difícil de llevar a cabo. Nosotros, ni eso.
Por supuesto, que el debate también tuvo detractores y hubo críticas. Me parece que cuando se acostumbra a lo bueno quiere más. Pero como práctica ciudadana fue buenísima.
Estuvieron dos semanas analizando puntos del programa y con cada repetición uno se enganchaba con otra cosa. Me quede con ganas de ver el de los republicanos.
Ojala podamos imitar las cosas buenas de otros países, ya como dice Pinti, a quien voy a para frasear, “Los argentinos tenemos la capacidad de adaptar la mierda de otros países. En otros lados, es una cosa o la otra. Acá no la ingeniemos para adoptar todo lo malo de los distintos sistemas”.

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2 Comments:

At 1:26 p. m., Blogger Calio said...

El primer indicador de decadencia de este país es justamente que el voto sea obligatorio. Le da vía libre a todas esas prácticas de clientelismo denigrante de los que somos víctimas.

Absolutamente de acuerdo con Pinti, nos regodeamos en la mierda de otros y pensamos que ya somos parte de ellos.

besitos

 
At 10:33 a. m., Blogger Luciana Poliche said...

Yo también piesno que el voto no debería ser obligatorio

 

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