El poder de las Historias


Volantín, 2006


Habla y gesticula. Mueve las manos, como si tuviese su propio idioma. Patricia García forma parte y coordina el “Grupo de Narradores Tucumanos”, formado por Alejandra Jiménez, Daniela Villalba, Soledad Pereyra y Sebastián Fernández. “Trabajamos desde 1.999 con la narración oral escénica. El germen surgió en 1.994, cuando dicté un cuatrimestre, en el quinto año de la Licenciatura de Teatro de la UNT, de narración oral. Luego, hicimos presentaciones fuera de la provincia, con los alumnos. Ahora tres de esos estudiantes integran el grupo. Pero las presentaciones eran esporádicas siempre cada cuatro, cinco meses”, dice la licenciada en Teatro.
García asegura que fue en 2004, luego de que viajó a España, que se dedicaron de lleno a la actividad. “Los integrantes del conjunto venimos del teatro hacia la narración. Por lo general, lo narradores pueden tener alguna formación teatral, pero se inician en la actividad profesional con la narración oral. Lo nuestro fue a la inversa. A partir del 2004, a medida que experimentábamos nos despegamos del teatro; investigamos; estudiamos e hicimos propuestas para distintos públicos, espacios o temáticas. Por ejemplo, realizamos espectáculos para niños en hospitales; recorrimos bastante e hicimos mucha periferia. No estuvimos en muchas salas, salvo en el Centro Cultural, p en un espacio alternativo: en el museo arqueológico. Por lo general, nos presentamos en clubes, bibliotecas, teatros y sindicatos, entre otros”.
Según la narradora trabajar en ambientes no tradicionales fue enriquecedor y gratificante, ya que la gente que frecuenta esos espacios no tiene mucha experiencia con el teatro, lo que les genera más libertad. “Cuando van a vernos no hacen diferencia si es una obra o no. Se dan cuenta del espacio escénico o de cierta treatalidad de la puesta. Lo que les llega lo toman como un espectáculo, como una comunión. Una de las cosas curiosas que nos pasan es que, cuando terminamos el show, se nos acercan a contarnos sus historias, que se desencadenan en base a las narraciones que contamos. Se logra una identificación. A veces, tomamos elementos de esa historia compartida”, indica la mujer.

¿Qué diferencia hay entre un actor y un narrador?

_La narración tiene sus dificultades. El narrador debe apoyarse mucho en sus imágenes internas, para que funcione, porque no hay nada más que el poder de la palabra para comunicar, eso es muy importante. Técnicamente, creo que es más difícil encontrar el narrador interno, que el actor. El actor trabaja desde la máscara y desde la técnica y está protegido por una serie de elementos, como la iluminación etc. En cambio, el narrador, al estar despojados todos estos elementos, prácticamente tiene que entregar su ser, su persona; no hace un papel. Es el lugar donde vos invitás a la gente a contar, a comunicar. Es el encuentro con el otro.

Para García el actor trabaja con la audiencia, pero el público no es un antagonista dentro de la obra. A su vez, para el narrador el público es el que está trabajando con él (hay una retroalimentación). “Cuando estás relatando ves los ojos; ves la gente; ves como va siguiendo la historia y, al mismo tiempo, la historia se cuenta a partir de la comunicación que se establece entre el narrador y público. En el teatro tenés tu mundo de ficción y jamás tocás el mundo real. A veces, preguntás a los actores si escucharon o percibieron algunos hechos que pasaron en la sala y vas a ver que no se dieron cuenta. El narrador está pendiente”, afirma la licenciada.
García asegura que la particularidad del “Grupo de Narradores Tucumanos” es que es justamente un grupo, ya que por lo general esta profesión es un poco solitaria. Además, asegura que el espectáculo es para gente de 0 a 99 años. “El poder la palabra es maravilloso. Además a los latinos y argentinos nos gustan las historias, nos juntamos a contarnos cosas en bares, eso no existe en otros lugares. La palabra sirve para encontrarse con el otro, para aliviar el dolor. La palabra consuela; alimenta; te da esperanza; te da amor. Una muy buena palabra, en el momento justo te puede salvar. El encuentro es algo por lo que creo que jamás dejará de existir la narración. El hombre cuenta historias desde que el mundo es mundo. Hoy, las podes encontrar en un mensaje de texto de dos renglones o en las pinturas que hay en las cavernas”, sostiene García.